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El pasado sábado, la plaza de toros de Las Ventas en Madrid fue testigo de una tarde llena de emoción y nostalgia, ya que fue el último paseíllo de Julián López, conocido como El Juli, en este emblemático escenario taurino. El diestro madrileño se despidió de su público con una actuación magistral, dejando claro por qué es considerado una de las grandes figuras del toreo.
El Juli se enfrentó a un toro de la ganadería de Puerto de San Lorenzo, un ejemplar imponente y de gran bravura. Desde el primer momento, el diestro demostró su maestría y dominio, llevando al toro con elegancia y precisión. Los pases fueron ejecutados con una técnica impecable, mostrando la experiencia y el talento que lo han llevado a lo más alto de la tauromaquia.
El público asistente no pudo contener su emoción y admiración ante la actuación de El Juli. Las ovaciones y los aplausos resonaron en Las Ventas, reconociendo el arte y la entrega del diestro. Fue una tarde llena de momentos memorables, donde El Juli supo conectar con el público y transmitir la pasión y la emoción que siente por el toreo.
Aunque la despedida de El Juli fue un momento de alegría y triunfo, también estuvo cargada de nostalgia y melancolía. El diestro puso fin a una etapa importante de su vida, pero dejó claro que no es un adiós definitivo, sino un hasta pronto. A sus casi 41 años, El Juli se retira en plena madurez y con las facultades intactas, lo que nos hace pensar que aún nos queda mucho por ver de este gran torero.
El Juli deja un legado imborrable en la historia de la tauromaquia. Con más de 25 años de alternativa, ha dejado huella en cada plaza que ha pisado. Sus números hablan por sí solos: 1900 corridas, 2863 orejas, 98 rabos y 955 salidas a hombros. Ha sido el protagonista de innumerables tardes de gloria y ha abierto la Puerta del Príncipe en más ocasiones que ningún otro torero.
Aunque El Juli se despide de los ruedos, su pasión por el toreo no se extinguirá. El diestro seguirá ligado a la tauromaquia desde el tendido, disfrutando de las ferias y apoyando a las nuevas generaciones de toreros. Además, dedicará más tiempo a su familia y a su ganadería, manteniendo vivo el legado taurino que ha dejado.
En definitiva, la despedida de El Juli en la Corrida de toros de Las Ventas en Madrid fue un acontecimiento histórico y emocionante. El diestro demostró una vez más su maestría y su entrega, dejando un legado imborrable en la tauromaquia. Aunque se despide de los ruedos, su influencia y su pasión por el toreo perdurarán en el tiempo.