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Gaetano Angrisano, uno de los fugitivos más peligrosos de Italia y destacado miembro del clan Vanella-Grassi, de la Camorra, fue arrestado durante una redada policial en Nápoles. El mafioso, de 31 años, enfrenta una condena de diez años de prisión por tráfico de drogas. El arresto tuvo lugar en Scampia, un barrio conocido por su alta criminalidad y tráfico de estupefacientes.
Angrisano fue localizado en uno de los apartamentos de los famosos bloques de viviendas de Scampia mientras participaba en una fiesta de cumpleaños. El fugitivo había logrado evadir a las autoridades durante más de un año, gracias a una amplia red de cómplices que lo ocultaron en el barrio. Actualmente, se encuentra detenido en la prisión napolitana de Secondigliano.
Gaetano Angrisano es considerado uno de los miembros más importantes del clan camorrista Vanella Grassi, activo en los barrios de la zona norte de Nápoles, como Scampia y San Pietro a Patierno. Su arresto representa un golpe significativo para esta familia de la Camorra, que ya había sido duramente castigada en julio de 2021 con varias condenas.
Angrisano había sido detenido previamente en Málaga, España, en septiembre de 2021, pero logró salir de la cárcel después de la revocación de la medida cautelar y se le perdió la pista. Sin embargo, las investigaciones revelaron que el fugitivo no se había alejado del barrio de Scampia, donde contaba con una amplia red de cómplices. Su captura es un logro importante para las autoridades italianas en su lucha contra el crimen organizado.
El arresto de Gaetano Angrisano también tiene repercusiones en el mundo del fútbol. En mayo pasado, el futbolista del Monza fue condenado a cinco años de prisión por asociación con la Camorra y por dos delitos de fraude deportivo. Los hechos de la doble estafa deportiva del jugador, que nació en Scampia, se remontan a su etapa en el Avellino, cuando comenzaba su carrera deportiva en la Serie C y Serie B antes de saltar a la máxima categoría del fútbol italiano con el Génova, Torino y, finalmente, el Monza.
La condena del futbolista y el arresto de Angrisano demuestran la conexión entre el crimen organizado y el mundo del deporte en Italia. Estos casos ponen de manifiesto la necesidad de una mayor vigilancia y medidas más estrictas para prevenir la infiltración de la mafia en el fútbol y otros ámbitos de la sociedad.