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En la región noroeste de Zimbabwe, treinta y cinco elefantes africanos murieron en circunstancias desconcertantes entre finales de agosto y noviembre de 2020. Los expertos no sabían cómo explicar estas muertes, pero un nuevo estudio revela que una infección bacteriana llamada Bisgaard taxon 45 fue la causa. Esta bacteria causó septicemia, o envenenamiento de la sangre, en los elefantes. Además, las condiciones extremas provocadas por la crisis climática, como el calor, la sequía y la densidad de población, podrían haber contribuido al brote.
Según los científicos, el cambio climático podría desempeñar un papel importante en las muertes de elefantes en el futuro. A medida que la Tierra se calienta, es probable que se produzcan más sequías prolongadas y cambios en los patrones de precipitación, lo que dificultará la disponibilidad de agua y alimentos para los elefantes. Esto obligaría a los animales a recorrer distancias cada vez mayores en busca de recursos, aumentando su vulnerabilidad a las infecciones y enfermedades. Si las condiciones extremas se vuelven más frecuentes, es probable que se repitan brotes similares en el futuro.
El elefante africano es una especie emblemática que se enfrenta a importantes amenazas, como la caza furtiva y la pérdida de hábitat. Clasificado como especie en peligro de extinción, su población ha disminuido considerablemente en los últimos años. La zona de conservación transfronteriza de Kavango-Zambezi, donde se produjeron las muertes de elefantes, alberga una gran cantidad de estos animales. Es crucial tomar medidas para proteger y conservar a los elefantes africanos, así como abordar los factores que contribuyen a su mortalidad, como las infecciones bacterianas y el cambio climático.