Descubre las sorprendentes verdades ocultas detrás de la colección de arte contemporáneo de Saatchi

Charles Saatchi: De la publicidad al arte contemporáneo

Charles Saatchi, nacido en Bagdad en 1943, es conocido internacionalmente por su papel como coleccionista de arte. Sin embargo, antes de ganarse este reconocimiento, Saatchi se dedicaba a la publicidad. Junto a su hermano Maurice, fundó en Londres en 1970, Saatchi & Saatchi, una agencia de publicidad que rápidamente se convirtió en la más grande y rentable del mundo. A pesar de su éxito en la publicidad, Saatchi siempre mantuvo un ojo en el mundo del arte contemporáneo, coleccionando obras incluso de artistas desconocidos y en situaciones precarias.

La Saatchi Gallery y el apoyo a los jóvenes artistas británicos

En 1985, Saatchi abrió la Saatchi Gallery, donde exponía parte de su vasta colección de arte al público. Fue el promotor de los Young British Artists, entre los que destacan Damian Hirst, conocido por su obra de un tiburón flotando en formol, y Tracy Emin, famosa por su cama deshecha con sábanas sucias. A pesar de que un incendio en 2004 destruyó un centenar de obras de arte contemporáneo de gran valor que Saatchi guardaba en un almacén, él continuó su labor en el mundo del arte, demostrando su capacidad para decidir lo que es o no es arte y su precio.

Charles Saatchi, escritor y coleccionista de verdades

Además de su papel en la publicidad y el arte, Saatchi también ha demostrado interés en la escritura, con varios libros publicados. En uno de ellos, publicado en 2017, Saatchi comparte verdades sorprendentes y curiosas, como que compartimos el 50% de nuestro ADN con los plátanos, o que cada año mueren más personas a causa de máquinas expendedoras que de ataques de tiburón. Estas verdades, aunque no necesariamente útiles, ofrecen una visión fascinante de nuestro mundo.

Verdades que reflejan nuestra sociedad

Saatchi también comparte verdades que reflejan los cambios en nuestra sociedad. Por ejemplo, en una encuesta realizada en el Reino Unido en 1980, los encuestados anhelaban un televisor en color y un teléfono de automóvil. Casi cuarenta años después, sus preferencias cambiaron a desear que sus hijos estudien en colegios privados y viajar en primera clase. Estas verdades, aunque no necesitamos conocerlas, nos ayudan a entender mejor nuestra sociedad y cómo ha cambiado a lo largo de los años. Así como Charles Saatchi decide lo que es o no es arte, nosotros también jugamos con lo que es o no es verdad. En un mundo lleno de noticias falsas y verdades inverosímiles, es importante recordar que, al final del día, somos todos un poco plátanos, es decir, un poco locos y muy crédulos.