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Polonia y la República Checa han extendido los controles en sus respectivas fronteras con Eslovaquia debido a un aumento en la inmigración irregular procedente de los Balcanes. El Ministerio del Interior de Polonia anunció que los controles se prorrogarán por otros 20 días, una medida que sigue a la tomada por la República Checa, que también extendió los controles en su frontera con Eslovaquia hasta el 22 de noviembre.
Según la normativa polaca, la frontera puede cruzarse a través de ocho pasos de carretera, tres de ferrocarril y once peatonales. Sin embargo, estos últimos están destinados únicamente a ciudadanos de la Unión Europea y Suiza. Esta medida es parte de los esfuerzos para controlar la inmigración irregular y garantizar la seguridad de la región.
Eslovaquia también ha tomado medidas para abordar el aumento de la inmigración ilegal, incrementando el número de efectivos policiales en su frontera con Hungría. Esta medida se produce en un momento en que el nuevo primer ministro eslovaco, Robet Fico, ha declarado que la situación de la inmigración ilegal no está bajo control.
La preocupación por la inmigración irregular no se limita a cuestiones de seguridad fronteriza y control de la inmigración. También existe la preocupación de que la situación pueda ser explotada por personas vinculadas con estructuras terroristas, según declaró el primer ministro eslovaco. Esto subraya la importancia de mantener controles fronterizos efectivos y rigurosos.