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La Selección Mexicana de fútbol volverá a pisar el Estadio Nacional de Tegucigalpa, en Honduras, después de 30 años de uno de los encuentros más recordados en la historia de ambas selecciones. Aquel partido, disputado en 1993, fue marcado por un ambiente hostil generado por los aficionados hondureños, quienes apedrearon el camión del equipo mexicano y crearon un clima de tensión antes, durante y después del encuentro. A pesar de esto, el Tri logró imponerse con un marcador de 4-1, en un partido que algunos jugadores describieron como una guerra.
La visita del combinado mexicano a Tegucigalpa en 1993 fue recordada por el ambiente hostil que se vivió en la ciudad. Desde que llegaron, los jugadores mexicanos fueron recibidos con piedras y agresiones por parte de los aficionados hondureños. Incluso, el exjugador Alberto García Aspe comentó en una entrevista que fue una guerra y que nunca había vivido algo similar. A pesar de esto, el equipo dirigido por Miguel Mejía Barón logró mantener la calma y obtener una importante victoria que los acercó al boleto de clasificación al Mundial de 1994. Ahora, el Tri del Jimmy Lozano buscará repetir un triunfo importante que los acerque al boleto de la Copa América que se jugará en Estados Unidos.
El partido disputado en Tegucigalpa en 1993 ha quedado marcado en la historia del fútbol mexicano como uno de los encuentros más recordados y emblemáticos. La visita del Tri a la capital hondureña fue un desafío tanto dentro como fuera del terreno de juego, con un ambiente hostil generado por los aficionados locales. A pesar de las adversidades, el equipo mexicano logró mantener la calma y obtener una importante victoria que los acercó a la clasificación al Mundial de 1994. Este viernes, el Tricolor regresará a Tegucigalpa con el objetivo de repetir un triunfo importante que los acerque al boleto de la Copa América. Será un partido cargado de emociones y recuerdos, reviviendo viejas memorias de aquel encuentro histórico hace 30 años.
El ambiente hostil que se vivió en Tegucigalpa en 1993 representó un gran desafío para la Selección Mexicana. Los jugadores tuvieron que enfrentarse no solo a un rival en el terreno de juego, sino también a una afición local que los recibió con agresiones y violencia. Sin embargo, el equipo logró mantener la concentración y obtener una importante victoria, demostrando su fortaleza mental y capacidad para enfrentar situaciones adversas. Ahora, 30 años después, el Tri se enfrentará nuevamente a este desafío en su visita a Tegucigalpa. Será una prueba de carácter y determinación para los jugadores, quienes buscarán repetir la hazaña de aquel partido histórico y obtener un triunfo que los acerque a sus objetivos deportivos.