Así afectan varios medicamentos comunes a las bacterias de nuestro intestino

MADRID, 9 Dic. (EUROPA PRESS) –

Un equipo de investigación europeo formado por científicos de Francia, Alemania y Dinamarca ha demostrado las diferentes formas en que varios medicamentos comunes parecen afectar a las bacterias intestinales.

En el interior del intestino viven miles de millones de bacterias beneficiosas para la salud, denominadas colectivamente microbioma intestinal. Actúan como una gigantesca fábrica química que produce una gran cantidad de sustancias diferentes que atraviesan la pared intestinal, entran en la circulación sanguínea y desde allí afectan a las células del cuerpo de diferentes maneras.

“Ya se ha demostrado en varios ensayos clínicos que diferentes tipos de alimentos pueden regular tanto positiva como negativamente la ‘fábrica química’ del intestino. Ahora hemos dado un paso más y hemos investigado la relación de 20 tipos diferentes de medicamentos ordinarios con la abundancia y la función de las bacterias intestinales y su conexión con la gravedad de las enfermedades crónicas, como las cardiopatías, la obesidad y la diabetes de tipo 2”, explica el profesor Oluf Pedersen, del Centro de Investigación Metabólica Básica de la Fundación Novo Nordisk en la Universidad de Copenhague.

Entre los sorprendentes descubrimientos del estudio, publicado en la revista ‘Nature’, se encuentra que una combinación de dos fármacos de uso común, los comprimidos diuréticos (llamados diuréticos de asa) y la medicación para la presión arterial (los llamados betabloqueantes), está asociada a un aumento de los niveles de bacterias beneficiosas para la salud pertenecientes al género bacteriano ‘Roseburia’.

Este tipo de bacteria es capaz de descomponer la fibra dietética de los alimentos vegetales y convertirla en ácido butírico, cuyos beneficios para la salud incluyen la disminución de la inflamación y la regulación del epigenoma. Es decir, la parte dinámica de nuestro ADN.

Las personas con enfermedades cardiovasculares también tenían más probabilidades de albergar una combinación más saludable de diversas bacterias intestinales si también se les prescribían estatinas, una clase común de medicamentos que reduce el nivel de colesterol LDL dañino en la sangre. Un hallazgo especialmente interesante fue que la combinación de estatinas y magnilo para el corazón se asoció con niveles más bajos de grasas nocivas en la sangre.

Por otro lado, los científicos también descubrieron que los medicamentos contra el ácido gástrico, los llamados inhibidores de la bomba de protones, están relacionados con cambios adversos en el microbioma intestinal.

“En el colon de las personas que toman medicación para el ácido gástrico, encontramos niveles relativamente altos de bacterias que normalmente sólo están presentes en la cavidad oral. El ácido estomacal suele matar las bacterias de la cavidad oral que intentan escapar al intestino, donde no deben estar. Pero este no es el caso cuando se utilizan estos inhibidores del ácido gástrico. La observación que hemos hecho es importante porque la presencia de bacterias orales en el colon se asocia a un mayor riesgo de desarrollar algunos tipos de cáncer de colon”, afirma Pedersen.

No es de extrañar que los investigadores descubrieran que los tratamientos repetidos con antibióticos durante los últimos cinco o diez años se asocian a un microbioma intestinal menos diverso. Las personas sanas suelen tener un microbioma intestinal diverso, mientras que el microbioma de las personas que padecen enfermedades crónicas, como la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, tiende a ser menos diverso. Esta falta de diversidad puede reducir la capacidad de la ‘fábrica química’ del intestino para producir moléculas beneficiosas para la salud.

Este proyecto de investigación, denominado MetaCardis, se inició en 2012 con una subvención de 20 millones de euros de la UE y de centros de investigación europeos, y contó con 2.173 participantes en ensayos en Dinamarca, Alemania y Francia. Los participantes en el ensayo estaban sanos o padecían enfermedades crónicas comunes como aterosclerosis cardíaca, diabetes de tipo 2 u obesidad.

Los investigadores subrayan que solo han descubierto asociaciones entre el consumo de medicamentos comunes y los cambios en el microbioma intestinal. Estos resultados no indican ninguna relación causal, por lo que se necesitan futuras intervenciones clínicas en humanos y animales para explorar cualquier posible relación causal mecánica entre el consumo de medicamentos, el microbioma intestinal y la incidencia de enfermedades crónicas.

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