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BRUSELAS, 14 de septiembre (PRENSA EUROPA) –
La Comisión Europea ha propuesto este miércoles cerrar el mercado de la Unión Europea a todos los productos en los que se hayan impuesto condiciones para el proceso productivo de esclavitud o trabajos forzados, un veto que Bruselas quiere utilizar para las importaciones de terceros países y para productos producidos en territorio comunitario. tierra. . para uso doméstico o destinados a la exportación.
Los servicios sociales insisten en el valor de una prohibición “general”, sin tener en cuenta sectores o países como China con bajos estándares, porque esperan tener un gran alcance, en un contexto donde 27,6 millones de personas en todo el mundo trabajan ilegalmente, según estadísticas de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
“Esta propuesta marcará una diferencia real en la lucha contra la esclavitud moderna”, subrayó el vicepresidente económico del Ejecutivo comunitario y responsable de Comercio, Vladis Dombrovskis, para después subrayar que el veto afectará “a los productos nacionales, las exportaciones y la misma importación”.
Las autoridades nacionales y aduaneras serán las encargadas de utilizar el sistema y de que este tipo de productos no lleguen al mercado común, ni se exporten a terceros países desde la UE, según Dombrovskis, que ha asegurado que será “rebajado”. . Se considerará la carga burocrática de las empresas y la situación de las pymes.
Bruselas prevé un control en dos etapas por parte de las autoridades nacionales que incluye evaluaciones de riesgo en la etapa inicial para evaluar la probabilidad de que ciertas producciones sean realizadas por mano de obra explotada, por ejemplo a través de una base de datos sobre el riesgo de trabajo forzoso según el tipo de producción o zona geográfica. área .
De esta manera, las autoridades correspondientes podrán iniciar una investigación detallada sobre los productos en cuestión si tienen “sospechas sustanciales” de que provienen de trabajos forzados, análisis que podrán solicitar información a las empresas y también realizar. inspección incluso en países fuera de la UE.
En caso de que se comprueben actos de abuso por parte de los trabajadores, las autoridades nacionales pueden ordenar la retirada del producto e impedir su venta dentro y fuera de la UE. Los operadores tendrán que hacerse cargo de los costes de devolución de los productos, lo que, según la Comisión, actuará como un desincentivo para que los proveedores de servicios cumplan con las nuevas normas.
Además, si las autoridades no pueden llegar a un análisis completo debido a la falta de cooperación de la empresa investigada o de las autoridades del tercer país, aún pueden tomar una decisión sobre el producto en función de los datos disponibles.