Descubre la impactante muerte en escena de Peter Kaldheim, el último representante del movimiento beatnik en Barcelona


Obituario

El escritor neoyorquino Peter Kaldheim murió de manera sorpresiva el viernes en Barcelona mientras realizaba un monólogo humorístico en el escenario de la sala Cronopios. Conocido como el último beatnik, Kaldheim dejó atrás una vida marcada por las drogas y la cárcel.

Una vida marcada por la adicción

Licenciado en Literatura Inglesa por la prestigiosa universidad de Dartmouth, Kaldheim inició una prometedora carrera como editor en Nueva York en los años setenta. Sin embargo, su adicción a las drogas y al alcohol truncó su futuro. Esta adicción lo llevó a cumplir condena por tráfico de estupefacientes en la prisión de Rikers Island. Después de su tiempo en prisión, la vida de Kaldheim se volvió caótica e incontrolable. En 1987, durante una tormenta de nieve devastadora, decidió huir de Nueva York para salvar su vida debido a una deuda con un mafioso local. Durante casi tres años, recorrió Estados Unidos enfrentándose a situaciones trágicas y desesperadas. Durmió al raso, acudió a comedores de beneficencia y viajó ilegalmente en trenes de carga. A pesar de todas las penurias, logró dejar atrás su adicción a las drogas.

Una nueva etapa en Yellowstone

A principios de los años noventa, Kaldheim llegó al parque de Yellowstone, donde trabajó en un restaurante. A partir de ese momento y hasta su jubilación, su actividad laboral se centró en la hostelería. Durante esta etapa de su vida, superó diversas adversidades y logró reconstruirse. De toda su epopeya, Kaldheim dio cuenta en su único libro, Memorias de un beatnik (2020), que fue publicado más de treinta años después de los hechos. Este libro fue traducido al francés, italiano y español, y recibió críticas positivas en España. Se elogió su empatía y se consideró como el debut literario de un talento oculto durante décadas.

Amor por Barcelona y la literatura

Peter Kaldheim tenía un gran interés por la literatura española y catalana. Desde la publicación de su libro en español, estableció una intensa relación afectiva con Barcelona. Ayer iba a ser su primera actuación en público y en español, algo que le hacía especial ilusión. Sus restos serán repatriados a Estados Unidos en breve. Su fallecimiento ha dejado consternados a sus numerosos amigos en Barcelona, quienes lo habían apodado cariñosamente como el último beatnik.

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